Evangelio
Juan 17:11-19

En aquel tiempo, Jesús levantó los ojos al cielo y dijo:
“Padre santo, cuida en tu nombre a los que me has dado,
para que sean uno, como nosotros.
Cuando estaba con ellos, yo cuidaba en tu nombre a los que me diste;
yo velaba por ellos y ninguno de ellos se perdió,
excepto el que tenía que perderse,
para que se cumpliera la Escritura.

Pero ahora voy a ti,
y mientras estoy aún en el mundo,
digo estas cosas para que mi gozo llegue a su plenitud en ellos.
Yo les he entregado tu palabra y el mundo los odia,
porque no son del mundo,
como yo tampoco soy del mundo.

No te pido que los saques del mundo,
sino que los libres del mal.
Ellos no son del mundo,
como tampoco yo soy del mundo.

Santifícalos en la verdad.
Tu palabra es la verdad.
Así como tú me enviaste al mundo,
así los envío yo también al mundo.
Yo me santifico a mí mismo por ellos,
para que también ellos sean santificados en la verdad’’.

Reflexión del Evangelio en palabras de Monseñor Don Fischer

Hay muchas maneras de entender el mensaje de Jesús, pero la que aquí se expresa es realmente importante. Es Jesús que vino al mundo para revelar la verdad, la realidad, para qué sirve realmente la vida y de qué se trata y cómo se supone que debemos vivir en ella y cambiarla. Hemos sido apartados, consagrados con el poder de retener, enseñar y estar en la verdad.

Ese es nuestro destino y esa es la obra de Dios dentro de nosotros.

Oración final

Padre, mucho de lo que enseñas, primero tenemos que creerlo antes de entenderlo. Danos la sabiduría para permanecer contigo, aunque no estemos seguros de lo que nos pides. Danos perseverancia, curiosidad, imaginación para que podamos encontrar y vivir en la verdad. Y te lo pedimos en el nombre de Jesús, Amén.