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Reflexiones del PRI sobre las Escrituras | Viernes de la XXII semana del Tiempo ordinario

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9-6-24 Reflexiones del PRI sobre las Escrituras | Viernes de la XXII semana del Tiempo ordinario

Evangelio
Lucas 5:33-39

En aquel tiempo, los fariseos y los escribas le preguntaron a Jesús: “¿Por qué los discípulos de Juan ayunan con frecuencia y hacen oración, igual que los discípulos de los fariseos, y los tuyos, en cambio, comen y beben?”

Jesús les contestó: “¿Acaso pueden ustedes obligar a los invitados a una boda a que ayunen, mientras el esposo está con ellos? Vendrá un día en que les quiten al esposo, y entonces sí ayunarán”.

Les dijo también una parábola: “Nadie rompe un vestido nuevo para remendar uno viejo, porque echa a perder el nuevo, y al vestido viejo no le queda el remiendo del nuevo. Nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque el vino nuevo revienta los odres y entonces el vino se tira y los odres se echan a perder. El vino nuevo hay que echarlo en odres nuevos y así se conservan el vino y los odres. Y nadie, acabando de beber un vino añejo, acepta uno nuevo, pues dice: ‘El añejo es mejor’”.

Reflexión del Evangelio en palabras de Monseñor Don Fischer

Jesús abrió un mundo nuevo para todos nosotros, y fue muy difícil entenderlo para quienes lo escucharon por primera vez. Y lo que Jesús está señalando en esta parábola es que lo primero que tiene que suceder antes de que puedas abrazar la enseñanza de Jesús, que era tan radicalmente diferente a la enseñanza del templo, es que tienes que ser cambiado.

Algo tiene que cambiar. Tienes que volverte nuevo. Y eso es exactamente lo que pasó cuando murió en la cruz. Se llama redención. Se llama un nuevo camino, una nueva apertura a todo lo que nunca imaginamos que podría ser. Ese es el Don de la gracia. 

Oración final

Padre, danos paciencia. No es fácil cambiar algo en lo que siempre hemos creído cuando llega algo nuevo al mundo. Algo nuevo llega a nuestra vida y sabemos que es verdad, pero no es lo que siempre hicimos ni como siempre vimos algo. Se necesita tiempo para cambiar. No hay prisa en nuestra evolución de la conciencia. Simplemente necesita moverse siempre en una dirección que se aleje de la ilusión y se acerque cada vez más a la verdad. Y te lo pedimos en el nombre de Jesús, Amén.