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Reflexiones del PRI sobre las Escrituras | Lunes de la XX semana del Tiempo ordinario

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8-19-24 Reflexiones del PRI sobre las Escrituras | Lunes de la XX semana del Tiempo ordinario

Evangelio
Mateo 19:16-22

En aquel tiempo, se acercó a Jesús un joven y le preguntó: “Maestro, ¿qué cosas buenas tengo que hacer para conseguir la vida eterna?” Le respondió Jesús: “¿Por qué me preguntas a mí acerca de lo bueno? Uno solo es el bueno: Dios. Pero, si quieres entrar en la vida, cumple los mandamientos”. El replicó: “¿Cuáles?”

Jesús le dijo: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no levantarás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, ama a tu prójimo como a ti mismo.

Le dijo entonces el joven: “Todo eso lo he cumplido desde mi niñez, ¿qué más me falta?” Jesús le dijo: “Si quieres ser perfecto, ve a vender todo lo que tienes, dales el dinero a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo; luego ven y sígueme”. Al oír estas palabras, el joven se fue entristecido, porque era muy rico.

Reflexión del Evangelio en palabras de Monseñor Don Fischer

El hombre le hizo una pregunta a Jesús y en cierto sentido se puede sentir que él sabe cuál será la respuesta. ¿Qué necesito para ser bueno? ¿Qué necesito para ser perfecto? Jesús dijo, bueno, debes guardar los mandamientos. Y él dijo, bueno, eso lo he hecho. Y entonces dijo, bueno, espera un minuto. Estás buscando la perfección, y no estoy tan interesado en la perfección como en que estés conectado con la gente.

Cuando te haces mejor que otras personas, te estás desconectando. Estaba en ese modo de perfección. Entonces Jesús dice, bueno, mira, deja ir todas esas cosas que crees que deberías ser. Deja ir todo tu sentido de perfección y luego ven y sígueme. Ese es el corazón del mensaje de Jesús. No es que seamos perfectos, sino que estemos conectados unos con otros y trabajemos juntos para encontrar este reino secreto que Él nos ha prometido a cada uno de nosotros.

Oración final

Padre, todos estamos trabajando juntos por el reino. Nunca somos perfectos. Bendícenos con paciencia a medida que crecemos en nuestra comprensión de lo que Tú nos pides, para que nuestra parte en la formación del reino de Dios sea efectiva. Y te lo pedimos en el nombre de Jesús, Amén.