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Reflexiones del PRI sobre las Escrituras | Lunes de la XVIII semana del Tiempo ordinario

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8-5-24 Reflexiones del PRI sobre las Escrituras | Lunes de la XVIII semana del Tiempo ordinario

Evangelio
Mateo 14:13-21

En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan el Bautista, subió a una barca y se dirigió a un lugar apartado y solitario. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos. Cuando Jesús desembarcó, vio aquella muchedumbre, se compadeció de ella y curó a los enfermos.

Como ya se hacía tarde, se acercaron sus discípulos a decirle: “Estamos en despoblado y empieza a oscurecer. Despide a la gente para que vayan a los caseríos y compren algo de comer”. Pero Jesús les replicó: “No hace falta que vayan. Denles ustedes de comer”. Ellos le contestaron: “No tenemos aquí más que cinco panes y dos pescados”. El les dijo: “Tráiganmelos”.

Luego mandó que la gente se sentara sobre el pasto. Tomó los cinco panes y los dos pescados, y mirando al cielo, pronunció una bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos para que los distribuyeran a la gente. Todos comieron hasta saciarse y con los pedazos que habían sobrado, se llenaron doce canastos. Los que comieron eran unos cinco mil hombres, sin contar a las mujeres y a los niños.

Reflexión del Evangelio en palabras de Monseñor Don Fischer

Vemos en este evangelio un aspecto de Jesús que es muy conmovedor. Acaba de enterarse de la muerte de su primo. Quiere ir a un lugar privado y cuando llega allí, no es privado. Todas estas personas están ahí y lo primero en lo que piensa es en sus necesidades, no en las suyas. Así que se ha movido para ayudarles.

Pero ademas él usa este momento de una manera muy poderosa para enseñarnos a todos cómo su ministerio continuará en nosotros. Todos somos discípulos. Todos estamos llamados a alimentarnos y nutrirnos unos a otros. Y lo interesante de esto es lo que queremos tener. El amor que debemos tener unos por otros será un regalo para nosotros.

Él nos capacitará para amar. Él nos capacitará para servir. Y todos quedarán satisfechos.

Oración final

Padre, despiértanos al poder que has compartido con nosotros. Tendemos a volvernos hacia nosotros mismos y pedirnos que produzcamos las cosas que necesitamos. Estás ahí para ese propósito. Bendícenos con confianza y dependencia en todo lo que prometes. Y te lo pedimos en el nombre de Jesús, Amén.