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Reflexiones del PRI sobre las Escrituras | Memoria de de Santas Marta, María y Lázaro

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7-29-24 Reflexiones del PRI sobre las Escrituras | Memoria de de Santas Marta, María y Lázaro

Evangelio
Juan 11:19-27

En aquel tiempo, muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María para consolarlas por la muerte de su hermano Lázaro. Apenas oyó Marta que Jesús llegaba, salió a su encuentro; pero María se quedó en casa. Le dijo Marta a Jesús: "Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora estoy segura de que Dios te concederá cuanto le pidas".

Jesús le dijo: "Tu hermano resucitará". Marta respondió: "Ya sé que resucitará en la resurrección del último día". Jesús le dijo: "Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y todo aquel que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees tú esto?" Ella le contestó: "Sí, Señor. Creo firmemente que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo”

Reflexión del Evangelio en palabras de Monseñor Don Fischer

Jesús había resucitado a otras personas de entre los muertos, pero había algo en la resurrección de Lázaro que tuvo un impacto tremendo en la gente. Había estado en la tumba tres días. Su cuerpo se estaba descomponiendo y Jesus llega a la vida de estas dos mujeres, María y Marta, y prometió que haría lo que siempre había dicho que haría.

Que no permitiría que la muerte nos separe de alguien, o de Dios mismo. Era poderoso y deseaba mucho, que antes de morir  la gente creyera en El. Y hay algo en esta historia cuando la sigues hasta el final, que El estaba  estaba verdaderamente muy preocupado, inquieto y perturbado porque aun no creían en El y seguían dudando.Pero 

Marta lo deja claro. Es un proceso, están empezando a creerle.

Oración final

Padre, nos has hecho tantas promesas. Y queremos creerlas con todo nuestro corazón. Y podemos decir mentalmente que si creemos, creemos mas sin embargo, todavía dudamos. Todavía tememos. Ayúdanos en este proceso. Danos paciencia, sabiendo que así es la condición humana y que siempre estaremos creciendo y cambiando y volviéndonos cada vez más como tú. Y te lo pedimos en el nombre de Jesús, Amén.