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Reflexiones del PRI sobre las Escrituras | Miércoles de la XXXI semana del Tiempo ordinario

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11-6-24 Reflexiones del PRI sobre las Escrituras | Miércoles de la XXXI semana del Tiempo ordinario

Evangelio
Lucas 14:25-33

En aquel tiempo, caminaba con Jesús una gran muchedumbre y él, volviéndose a sus discípulos, les dijo:

“Si alguno quiere seguirme y no me prefiere a su padre y a su madre, a su esposa y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, más aún, a sí mismo, no puede ser mi discípulo. Y el que no carga su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo.

Porque, ¿quién de ustedes, si quiere construir una torre, no se pone primero a calcular el costo, para ver si tiene con qué terminarla? No sea que, después de haber echado los cimientos, no pueda acabarla y todos los que se enteren comiencen a burlarse de él, diciendo: ‘Este hombre comenzó a construir y no pudo terminar’.

¿O qué rey que va a combatir a otro rey, no se pone primero a considerar si será capaz de salir con diez mil soldados al encuentro del que viene contra él con veinte mil? Porque si no, cuando el otro esté aún lejos, le enviará una embajada para proponerle las condiciones de paz.

Así pues, cualquiera de ustedes que no renuncie a todos sus bienes, no puede ser mi discípulo”.

Reflexión del Evangelio en palabras de Monseñor Don Fischer

Jesús, hablando aquí a las multitudes. Y quiere que todos se den cuenta de que esto que ha venido a establecer es tan radicalmente nuevo, tan diferente, que nos separará de aquellos a quienes estamos cerca porque no lo entenderán. Va a costar mucho. De hecho, va a costar todo lo que tenemos, todo tiene que ser secundario a este nuevo reino de Dios al que él nos está invitando

Y cuando es tan importante para nosotros, entonces puede suceder. Porque no es algo que creamos nosotros. No es algo que hagamos. Es algo a lo que nos rendimos.

Oración final

Padre, libéranos de trabajar por cosas que sólo tú puedes crear dentro de nosotros. Danos una claridad y una disposición de entrega y aceptación, que te permitan cambiarnos, renovarnos y llevarnos a la luz. Y te lo pedimos en el nombre de Jesús, Amén.