Reflexiones del PRI sobre las Escrituras | Viernes de la XXI semana del Tiempo ordinario
Evangelio
Mateo 25:1-13
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: "El Reino de los cielos es semejante a diez jóvenes, que tomando sus lámparas, salieron al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran descuidadas y cinco, previsoras. Las descuidadas llevaron sus lámparas, pero no llevaron aceite para llenarlas de nuevo; las previsoras, en cambio, llevaron cada una un frasco de aceite junto con su lámpara. Como el esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron.
A medianoche se oyó un grito: '¡Ya viene el esposo! ¡Salgan a su encuentro!' Se levantaron entonces todas aquellas jóvenes y se pusieron a preparar sus lámparas, y las descuidadas dijeron a las previsoras: 'Dennos un poco de su aceite, porque nuestras lámparas se están apagando'. Las previsoras les contestaron: 'No, porque no va a alcanzar para ustedes y para nosotras. Vayan mejor a donde lo venden y cómprenlo'.
Mientras aquéllas iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban listas entraron con él al banquete de bodas y se cerró la puerta. Más tarde llegaron las otras jóvenes y dijeron: 'Señor, señor, ábrenos'. Pero él les respondió: 'Yo les aseguro que no las conozco'.
Estén pues, preparados, porque no saben ni el día ni la hora’'.
Reflexión del Evangelio en palabras de Monseñor Don Fischer
Nada es más claro en las Escrituras en el sentido de que Dios quiere tener una relación con nosotros que sea personal e íntima. Es la imagen del banquete de bodas. Para poder entrar en eso, en esta parábola se nos da una imagen de sabiduría y necedad.
Y parece que la principal diferencia es que uno entiende lo que se requiere y lo que se necesitará, y hacer todo lo necesario de su parte para poder recibir esta relación. Se trata de prestar atención, de tener la intención de que realmente quieras esta unión, y si la quieres lo suficiente, estarás preparado.
Oración final
Padre, danos el entusiasmo para trabajar por lo que estamos llamados a ser, en ti, contigo y para ti. Solemos pensar que va a llegar después o postergamos las cosas pero estemos atentos a necesitar y pedir todo lo que nos ayude a entrar en el reino de Dios. Y te lo pedimos en el nombre de Jesús, Amén.